Cuando Santa Claus tuvo la idea de llegar a todo el mundo…
Entre los 9 y 10 años de edad, algunos niños antes, otros después, preguntan si Santa Claus o los Reyes Magos, son los papás. Cuando esto nos sucede, lo ideal es volver a preguntarles a nuestros hijos ellos qué creen, para asegurarnos de que están en el mo-mento ideal para hablar del tema con ellos.
Cuando nos hacen esa pregunta, hay que regresarles otra diciendo: ¿Tú qué crees? Sí con certeza nos dicen: “NO, claro que SÍ existen”, significa que tienen toda la intención de seguir creyendo. En caso de que en su explicación notemos la duda y observemos que tienen información que les compartieron otros amiguitos, o alguien más, será mo-mento de tener la siguiente conversación con ellos.
Una respuesta podría ser:
“Es que Pablito vio cómo sus papás ponían los juguetes y los descubrió”. Sí con una respuesta así, confirmas que es el momento de hablar, entonces opta por el siguiente paso. Vas a mirar a tu hijo o hija a los ojos.
¿Quieres saber la verdadera historia de Santa Claus / los Reyes Magos?
Y en ese momento, si tienes el tiempo, lleva a tu hijo o hija a un lugar cómodo en donde le puedas ver a los ojos y abrazar para contarle que:
“Hace muchos años existió un señor llamado Nicolás, quien descubrió la felicidad a tra-vés de hacer felices a los niños. Al final de cada año se encargaba de llevarles sorpresas, como dulces, suéteres, cosas que les dibujaran una sonrisa en el rostro.
Con el paso del tiempo, ese señor se hacía cada vez más famoso, y cada vez mas niños querían recibir sus regalos. Como no le era posible llegar a tantos niños y alegrarlos. Pensó de qué manera podría llegar a todos los niños del mundo. En ese momento se preguntó: ¿Quiénes son las personas que más quieren a los niños? Y ahí estuvo su respuesta, sus propios padres.
Y así comenzó a invitar a los papás de cada niño para que dejaran sorpresas en la noche de Navidad. Les compartió así el secreto de la increíble etapa en la que los niños creen en la fantasía y en la magia; cuando creen en el poder de dar a alegría al mirar que los niños encuentran las sorpresas.
Entonces cada papá que elegía seguir el ejemplo de este señor Nicolás, traía mucha ale-gría esa noche a los niños. Después de muchos años le pusieron San Nicolás ya que hay una creencia en donde a las personas muy buenas les llaman “Santos”, y entonces lo comenzaron a llamar: San Nicolás.
Así comenzó la tradición y cuando las parejas nos volvemos papás, tenemos la elección de continuar con esta costumbre, y la hacemos con mucha ilusión y con ganas de ver sus sonrisas al despertar. Así que hoy te quiero dar las gracias por haberme hecho tan feliz cada Navidad cuando veía tu sonrisa”.
En este momento lo natural es que los hijos comiencen a hacer preguntas como:
– Entonces, ¿tú escondías los regalos?, ¿en dónde los guardabas? ¡Ah!, por eso la carta tenía tu letra y por eso sabía siempre cómo me portaba… Entonces, ¿ni el Ratón o Hada de los Dientes ni los Reyes Magos existen?, ¿también eres tú?
Y terminando las dudas, puedes preguntarle:
¿Deseas que sigamos con la misma tradición?, Porque yo feliz de mirar tu sonrisa cada diciembre o enero.
Idealmente cerrar la conversación con un abrazo.