Más información
E-Shop

Blog

Saliendo de la codependencia

Saliendo de la codependencia

Pasos para ponerte en primer lugar, cuando dejas una relación de codependencia.

Primero que nada, es importante que hagas un acuerdo contigo para observarte, escucharte, sentirte y descubrir quién eres. Esto se hace poco a poco, aceptando y nombrando lo que sientes. Poniendo atención a lo que piensas y crees de la realidad, eligiendo nuevas versiones de lo que te ha sucedido. Desechando relatos destructivos, acerca de las experiencias vividas, que únicamente te juzgan.

Hay que abrirse a una mirada más cálida, en donde se permiten los errores, para aprender de ellos, así como un espacio en donde se colocan tanto el dolor, como el amor. Igualmente permitirse experimentar las emociones incómodas como la tristeza, la soledad, el miedo, la vulnerabilidad, el abandono y el rechazo.

Hay que entender que sentirlas, no significa que durarán para siempre, de hecho hay estudios de neurociencia de la Universidad de Harvard (Jill Bolte Taylor PhD), entre otras, que explican que una emoción dura 90 segundos en el cuerpo, mientras no la alimentes con pensamientos que la hagan crecer. Así que puedes identificar la emoción, sentirla que llega y después sentir que se va desapareciendo, hasta que se diluye por completo.

Otro paso saludable es con el miedo a sentir dolor. En lugar de evitarlo, hay que explorar su raíz, escuchar su mensaje, cuando quiere llegar el impulso a escapar de él y huir, tengamos el coraje y la valentía de quedarnos firmes observándolo aparecer en nuestro cuerpo y haciéndolo consciente.

Escuchando lo que nos viene a compartir que cuidemos, ya que implica que es algo valioso que se puso en riesgo, como nuestra seguridad emocional.

Aprendamos a quitarle la responsabilidad de nuestro bienestar y nuestra felicidad al otro. Dejemos de gastar nuestra energía peleando por cambiar al otro pidiendo que no quiera y nos acepte. Dirijamos nuestros esfuerzos en crear un ambiente de armonía, balance y plenitud de nosotros para nosotros mismos, cuidando y cambiando cosas como el ambiente en el que vivimos, nuestra actividad física, nuestro alimento, hidratación y rutinas diarias.

Solo así veremos el resultados de nuestras acciones al 100.

Esto se observa cuando dejamos de complacer al otro y empezamos a estar más pendientes de nuestro estado emocional. Cuando las respuestas y reacciones de los demás dejan de cambiarnos el estado de ánimo y empiezan a invitarnos a guardar silencio, mirando nuestro interior y las reacciones que se producen en nuestro espacio emocional.

Identificar esto ayuda a que dejemos de presionar una relación desde el miedo y/o la soledad. Hay que aprender a separar las limitaciones de otros, viendo la diferencia de lo que es mío y lo que es de los demás. Observemos cómo aparece la culpa cuando otros hacen juicios de nosotros o nuestras acciones. Veamos cómo nos dejamos atrapar por ella, ya que esto nos libera cuando lo identificamos y empezamos a descansar de ella, no intentando resolver ni cambiar lo que no nos toca.

Esto va a generar que puedas proponerte nuevas metas y objetivos para tus relaciones y que empieces a practicar técnicas de resolución de conflictos prácticas, con una perspectiva distinta que incluya habilidades de escuchar, con ganas de entender y estar presente en la conversación de ambos. Tanto tuya como del otro, para detectar los intereses y las necesidades emocionales. Recuerda que toma tiempo saber manejar el conflicto de manera asertiva. De la misma manera determinar que una relación tiene un espacio saludable y confiable, y más cuando hemos dudado durante tanto tiempo de nosotros mismos.

La coodependencia nos decía, no puedo ser yo, porque no sé realmente quien soy. Cuando empezamos a sanar, podemos diferenciar que nuestra identidad, no está determinada por el MIEDO AL ABANDONO ni por la inseguridad del rechazo, sino por reconocer y escuchar mi interior. Hay que comenzar por aceptar lo que veo y honrar lo que siento a través de mi propia mirada. Este será el principio de lo que después identificaré cuando alguien me mire, me reconozca y me valide en una relación saludable y de conexión.